Las cosas se volvieron oscuras, apagadas. La luz que había
en mi desapareció. Paso mis días fingiendo estar bien, sonriendo y aparentando
felicidad; pero por las noches… Todos mis miedos salen, como si supieran que
ese es mi peor momento. Hay muchísimas cosas que quedaron en el aire,
sentimientos por demostrar, palabras por decir.
Pero eso ya no importa, ¿o sí?; vos elegiste seguir, obligándome
a valerme por mi misma, a aprender a ser feliz sin vos. Cada noche repaso todo
este tiempo junto, y más de una vez derrame una lágrima, al pensar en aquellos
lejanos momentos, en los que era feliz, en los que éramos felices… A veces creo
que vivo en un sueño, en una pesadilla; y que en cualquier momento me despertaré
y me sonreirás y dirás que fue solo un sueño. Pero hay que ser realistas, lo
nuestro acabó, y no hay nada que pueda hacer o decir; porque ya no importa,
rompiste en fragmentos lo que tanto esfuerzo quise preservar.
Pero no te culpo, no, me culpo, por creer que alguien era
digno de que yo bajara mi barrera, que no obstaculizara que me conociera, que
le dejara paso hacía mí. Y por eso es que hoy en día esa pared, esa barrera
está volviendo a ser construida, para que nadie más pueda (ni tenga) la
oportunidad de lastimarme.
No puedo decir que estoy bien, porque eso sería engañarme a
mí misma, pero me gustaría que así fuera. Olvidar, eso es lo que más quiero.
Olvidarte, olvidar todo, lo que fuimos y lo que pudimos ser.
Arrancarte de mí, para que ya no duela.
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