Era
de noche. Otra de las tantas noches que lo besé. Pero no sabía cuan distinta
iba a ser esta. No había nadie en la calle, estábamos solos. Me besó. Le
correspondí. Me sentí feliz, pero en seguida triste. Sentí pánico. ¿Qué estaba haciendo?
Lo rechacé. Me comprendió. Me pidió perdón. Pero ya estaba hecho. Me dolía, y
no solo era físico, sino emocional. A pesar de todo, te seguía amando.
Y
me dolía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario